Difamación en internet-Plumas al viento
Las calumnias en INTERNET son como las plumas livianas. Cuando el viento las esparce es imposible juntarlas.
Por Dr. Joaquín R. Ledesma
Las calumnias en INTERNET son como las plumas livianas. Cuando el viento las esparce es imposible juntarlas.
Hay
un antiguo cuento judío que ilustra los tristes efectos de los chismes. Aunque
existen diversas versiones, todas vienen a decir lo siguiente:
“Había una vez un hombre que estuvo contando mentiras acerca del sabio del pueblo. Con el tiempo, aquel chismoso se dio cuenta de que había actuado mal.
“Había una vez un hombre que estuvo contando mentiras acerca del sabio del pueblo. Con el tiempo, aquel chismoso se dio cuenta de que había actuado mal.
Fue a pedirle perdón ́al sabio y le preguntó cómo
podía corregir el error.
El sabio le pidió una sola cosa: tenía que agarrar una almohada, abrirla con un cuchillo y esparcir al viento las plumas que tenía adentro. El chismoso se quedó extrañado, porque fue muy fácil hacerlo, pero decidió complacerle. Luego volvió a ver al sabio y le pregunto:¿ya estoy perdonado?. Primero tienes que ir a recoger todas las plumas, respondió el sabio. Pero eso es imposible! El viento ya las ha dispersado, protestó el chismoso. Pues igual de imposible es deshacer el daño que has causado con tus palabras, concluyó el sabio”.
La lección no puede estar más clara: una vez que dejamos salir las palabras, no podemos recuperarlas, y a menudo nos resulta imposible arreglar el daño que causan. Por eso, antes de contar cualquier cosa sobre alguien, recordemos que estamos a punto de soltar plumas al viento[1].
El sabio le pidió una sola cosa: tenía que agarrar una almohada, abrirla con un cuchillo y esparcir al viento las plumas que tenía adentro. El chismoso se quedó extrañado, porque fue muy fácil hacerlo, pero decidió complacerle. Luego volvió a ver al sabio y le pregunto:¿ya estoy perdonado?. Primero tienes que ir a recoger todas las plumas, respondió el sabio. Pero eso es imposible! El viento ya las ha dispersado, protestó el chismoso. Pues igual de imposible es deshacer el daño que has causado con tus palabras, concluyó el sabio”.
La lección no puede estar más clara: una vez que dejamos salir las palabras, no podemos recuperarlas, y a menudo nos resulta imposible arreglar el daño que causan. Por eso, antes de contar cualquier cosa sobre alguien, recordemos que estamos a punto de soltar plumas al viento[1].
[1] (www.youtube.com/watch?v=Uqux2oqi10w
Mariano Osorno. El saco de plumas. You Tube Reflexiones de vida.)